lunes, 17 de julio de 2006

Comunicado de Prensa Nº 1

MERY TEJEDA SOTO, Contadora General, ex administradora del Colegio San Mateo de Osorno, perteneciente a la congregación religioso-católica Compañía de Jesús, pone en conocimiento de la opinión pública que ha presentado una denuncia por fraude al fisco ante los Tribunales de Justicia, la Contraloría General de la República y el Ministerio de Educación. El número de la causa es 06/431810-0 y la fiscal a cargo de la causa es doña

MARIA ANGELICA DE MIGUEL.


He sido informada en la Dirección Provincial de Educación de Osorno que el actual rector señor Juan Pablo Cárcamo Velasco S.J, informó diferencias no declaradas es decir se auto denunció, y a propósito de la difícil situación económica que esta pasando el colegio, ha manifestado a algunos apoderados y probablemente al personal del establecimiento (a los cuales se les tiene estrictamente prohibido conversar conmigo o permitir mi ingreso a dicho establecimiento), que debido a los errores de la contadora anterior (yo) deben estar devolviendo plata al Ministerio de Educación.

Dicha actitud perjudicial y mañosa hacia mi persona, sostenida por este rector jesuita me ha obligado a denunciar hechos no conocidos por todos, por lo tanto,

A la Opinión Publica digo lo siguiente:

1) El Colegio San Mateo de Osorno se sometió por años, y entiendo que aún hasta esta fecha, a los beneficios que contempla la Ley de Subvenciones, esto es, el Decreto con Fuerza de Ley Nº2 del Ministerio de Educación del 20 de agosto de 1998. Dicha ley consagra dos sistemas de subvención: el Título I referido a la “Subvención de la Educación Gratuita” (artículos 1 al 22), y el Título II “De la Subvención a Establecimientos Educacionales de Financiamiento Compartido y del Sistema de Becas” (artículos al 34).

2) El Colegio San Mateo de Osorno, bajo el régimen de ambos sistemas, ha vulnerado la referida ley en diferentes formas, que por el momento no entraré en detallar a través de los medios de comunicación, pero he puesto responsablemente los antecedentes de los que dispongo a disposición de las autoridades judiciales y ministeriales para que procedan a investigar mi denuncia.

3) Hago esta denuncia en mi calidad de contadora del colegio, y posteriormente, administradora general, y funciones desde las cuales me correspondió ejecutar en forma directa las órdenes de los superiores, rectores en su caso, quienes mantuvieron en forma permanente este proceder fraudulento.

4) Me pongo a disposición de la justicia con la intención de que se persigan las responsabilidades de quienes, con pleno conocimiento de las normas y de las ilegalidades involucradas, afectaron, además del patrimonio fiscal, la honra, la dignidad y la integridad de subalternos, entre los que me cuento, quienes no tuvimos otra opción que acatar las instrucciones de los superiores a cargo del mando del Colegio San Mateo de Osorno.

5) Sin perjuicio de la documentación que obra en poder del Ministerio de Educación y el Servicio de Impuestos Internos, he señalado a los Tribunales una lista de personas que son testigos y en algunos casos, responsables directos de estos hechos. Espero que en el transcurso de los meses siguientes se realice la investigación correspondiente y que el Gobierno y el Parlamento tomen medidas respecto de los vacíos que presenta la legislación, que estarían permitiendo este tipo de irregularidades en torno a las subvenciones.

6) Finalmente, quiero señalar que estoy profundamente arrepentida de haber obedecido este tipo de órdenes durante tanto tiempo, a pesar de que en reiteradas ocasiones las cuestioné en instancias internas con el consiguiente deterioro que esto trajo a mi relación laboral con mis superiores. Estoy conciente de que, en lo que a mí respecta, mi omisión ha lesionado al patrimonio de todos los chilenos y chilenas, pero sobretodo a los niños y niñas que estudian en establecimientos que no tuvieron ni tienen los recursos con que cuenta el Colegio San Mateo para alcanzar los altos estándares de calidad que posee. Espero que mi familia pueda comprender que no actué con malicia. Como muchos chilenos y chilenas temí perder mi trabajo y me justifiqué con las razones que tantas veces me dijeron, hasta llegar a creer que estaba haciendo un bien a los pobres. Quizás no sea tarde para comprender que el fin no justifica los medios, que uno no está obligado a obedecer sin cuestionar a sus superiores y que nadie está por encima de la ley. El temor y el respeto al Todopoderoso y mi Patria me han demandado no guardar silencio. Ojalá que las instituciones se fortalezcan, más allá de los errores de las personas que las dirigen y que la educación en Chile sea de la mejor calidad, para todos y para todas, sin exclusión de credo, cultura o condición socioeconómica.

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